El 25 de enero salía una noticia en medios deportivos internacionales que pocos le prestaron atención en Panamá y es que para esos días nuestro país estaba siendo participe del evento mundial más importante que se ha registrado en nuestro país, como lo fue la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud), y en la que nuestro inquilino principal era el Papá Francisco. La noticia, que pocos vimos en redes sociales era la posibilidad de quitar la sede de la Serie del Caribe 2019 a Barquisimento, Venezuela, la razón, el conflicto político interno que se vive en el hermano país suramericano y que ha provocado la salida de miles de venezolanos de su país natal.
Es aquí donde en uno de mis tweet comenté que Panamá sería una buena opción para albergar este evento, motivos sobraban para ello, pues estábamos pasando por un evento que era mucho más complicada su organización y todo se había hecho de buena forma.
No pasó más de una semana cuando el presidente de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe, Juan Francisco Puello, anunciaba en conferencia de prensa que, luego de haber evaluado opciones como República Dominicana, México, Colombia y Panamá, se decidió que fuera esta ultima la que se tomara como sede para el máximo evento de béisbol del año como lo es la Serie del Caribe y del cual Panamá tenía 59 años de no participar.
Llegamos a la fiesta con un año de anticipación, ya que la Confederación en su ultima plenaria habría aceptado que Panamá participara en calidad de invitado a partir del año 2020. Pero como lo dije antes, nos invitaron a la fiesta con la última tarjeta de invitación que quedaba en la mesa, esa tarjeta arrugada, maltrecha que nadie quiere entregar, esa fue la que le dieron a Panamá, no conforme con esto le pidieron que la fiesta fuera en su propia casa y que lo pusiera todo, pero con un ingrediente extra, tenía que organizar todo en menos de siete días.
La decisión de haber aceptado la sede rápidamente trajo muchas reacciones a favor y en contra, principalmente por el equipo que tendríamos para representarnos y cuya “misión imposible” como muchos catalogaban recaería en los Toros de Herrera.
Y se llegó el momento, el anuncio de que debido a la participación de 6 equipos la Confederación decidió hacer dos grupos de tres equipos y que jugaran 2 juegos con cada uno de los de su grupo, en total 4 juegos, y los ganadores de su respectivo grupo pasarían directo a la final, esto para darle “ligereza al torneo”, cuando bien pudieron haberse jugado todos contra todos y los más ganadores pasarían a la final, pero sinceramente creo que la intención era otra, simplemente meter a Dominicana y Venezuela en la final, y es que como definieron los grupos mandaba un mensaje claro de su intención real.
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Arrancaba el torneo con algunos tropiezos pues, los “experimentados” y creyentes “dueños del béisbol”, llegaron queriendo tumbar puertas el día de entrega de acreditaciones de prensa, y de allí algunas criticas que si el estadio, que si estaba lejos, en fin todo lo negativo de quienes no se atrevieron a tomar el riesgo de organizar, pero alguno habría podido hacer lo que estábamos haciendo en ese momento, si señores, estábamos dando inicio a un evento de talla internacional y en el que no tuvimos tiempo solo de maquillar a la empollerada y ponerle una vasquiña, pues la pollera y los tembleques, nuestro traje típico nacional demoran mucho para ponerse, pero es el más precioso del mundo.
Pese a todo lo anterior y ante la presencia de un señor que hacia pocos días, doce para ser exactos, acababa de ser el primer miembro electo por unanimidad con el 100% de los votos disponibles para entrar al Hall Of Fame del Béisbol en Cooperstown, el hombre nacido y criado por doña Delia Girón y Don Mariano Rivera sería el encargado de lanzar la pelota de honor que daba por iniciado el torneo, uno que llegó, se sentó y hoy día es leyenda de las Grandes Ligas, el gran Mariano Rivera.
La serie arrancó con triunfos de Venezuela y Dominicana el primer día, al segundo día correspondió el lanzamiento de honor al Grandes Ligas panameño de los Bravos de Atlanta, Johan Camargo, y las victorias de la fecha eran para Cuba y Panamá, que empezaba el sueño al derrotar a los Dominicanos. El tercer día los honores eran para el ex grandes ligas Bruce Chen, y las victorias serían para Venezuela y Panamá, lo que que los fanáticos de ambos países pensaran en encontrarse la noche final en el Rod Carew.
El torneo transcurría en su fecha 4 y las victorias serían para Dominicana y México respectivamente, así la quinta jornada dedicada a Carlos Lee, dejaría a Dominicana y México con las victorias, la sexta jornada estaría dedicada a otro Hall Of Fame, el puertorriqueño Roberto Alomar, y sería la fecha que definiría a los dos ganadores de grupo con las victorias de Cuba y Panamá.
Cuba había pasado de estar eliminado a disputar el título y quienes ya habían mandado a enfriar la champaña, Venezuela, se quedaba en el camino, Panamá de igual manera seguía viviendo un sueño, pero en un abrir y cerrar de ojos ya estaba en la final tras largos 59 años de no participar en estos torneos y del cual había sido uno de los pioneros.
El fin de la competición ya tocaba la puerta y ante un público panameño con ganas de ver a su equipo de béisbol coronarse en casa, unos diez mil fanáticos aproximadamente se volcaron al Estadio Nacional Rod Carew para ver un clásico de clásicos, como siempre lo han sido un partido Cuba vs Panamá sea donde sea, no importa en que categoría.
Las cartas estaban echadas y entre vítores, cantos y comparsas caería el último out del encuentro, que no podía ser mejor de otra manera, que enfrentando al recio toletero Cubano Alfredo Despaigne uno de los mejores que ha representado a la Isla en su historia y que en la última década ha hecho desastre los sueños de muchos, pero este no sería el caso, porque en la loma del coloso de cerro patacón estaba el chilibreño, Manuel “Manny” Corpas, la batalla sería ganada por ex cerrador de los Rockies de Colorado, dominando a Despaigne con un elevado al central que desataría la algarabía en las gradas, si Panamá la pequeñita, la que entró por la puerta de la cocina, esa que nadie daba un centavo por ella estaba levantando el título después de 59 años de no participar de él y 69 desde la última vez que lo alzó.
Se ha bajado el telón de la Serie del Caribe 2019 y no hay tiempo para más, el avión está por despegar y en el se van los sueños de Puertorriqueños, Mexicanos, Venezolanos, Dominicanos y los últimos en abordar han sido los Cubanos, será hasta el 2020 porque la Serie del Caribe 2019 se ha quedado en la casa, se ha quedado en Panamá.
Felicidades Panamá, Felicidades a los Toros de Herrera, Felicidades a PROBEIS. Campeones de la Serie del Caribe 2019.