El secreto de la felicidad es tomar una cerveza helada mientras ves un partido de baseball. Pero esa felicidad puede ser total, si la cerveza es una Estrella Galicia y en ese partido juega Ernie Banks.
Este artículo salió publicado en nuestra revista de béisbol “Wild Pitch”, por un error en la imprenta no salió entero en nuestra primera edición.
¿Por qué escribir sobre Ernie Banks, un jugador que se jubiló varios años antes de que yo naciese? Se puede decir que soy de gustos clásicos, de los que piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor: la música que suelo escuchar abarca hasta 1969, no leo ningún libro si el autor no está bien muerto, creo que jamás se hizo mejor cine que en Italia durante los años 50/60 y ya supondréis lo que opino del arte contemporáneo. Siempre a la última.
En los deportes me pasa lo mismo, de chico en vez de disfrutar de los jugadores de fútbol de mi época, me fascinaban las historias que me contaba mi tío sobre Bobby Charlton y las que me explicaba mi padre de Sócrates (tengo que decir que siendo un niño impresionable quizá influyese que mi tío se pareciese a Bobby Charlton y mi padre a Sócrates).
Es por lo que en baseball antes que los Derek Jeter o Bryce Harper, me parecen más atractivas y magnéticas las figuras de jugadores como Ernie Banks o Pete Rose. Va a resultar que tengo Anemoia, que sabía que la tenía, pero no tenía ni idea de cómo se llamaba.
VIDA
“Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo” (Oscar Wilde)
Ernie Banks nació el 31 de enero de 1931 en Dallas, Texas. Sus padres son Eddie y Essie Banks, era el segundo de 12 hermanos. De color, nacido en el Sur de USA y en la década de los 30, mala combinación para llegar a trascender en la vida.
La afición por el baseball le vino de su padre, que al acabar la I Guerra Mundial jugó como cátcher durante 8 temporadas en los Dallas Black Giants de las Ligas Negras, al dejarlo, trabajó como portero de una cadena de almacenes durante 25 años. El trabajo duro nunca faltó en este hogar humilde, Ernie ayudaba a su padre recogiendo algodón y lustrando zapatos.
Todo lo que llegaría después empezó cuando a los 8 años le regalaron su primer guante, un guante que costó 2´98 dólares. Pero no fue un amor a primera vista: a la vuelta del trabajo a su padre siempre le apetecía lanzar unas bolas con su hijo, pero a Ernie no le entusiasmaba nada la idea, y para que jugase con él le tenía que sobornar cada vez con una moneda de cinco centavos.
El bate llegó después, y se convirtió en el arma de destrucción masiva del barrio. El padre de Ernie comentaba que “rompió tantas ventanas del vecindario que casi acaba roto yo trabajando para pagarlas”.
Ingresó en la Booker T. Washington High School, siempre fue bueno en los deportes y destacaba al football y al baloncesto. El colegio no ofrecía baseball como actividad, así que se apuntó a softball, donde enseguida llamó la atención y le llegaron las ofertas: Johny Carter, propietario de los Detroit Colts de las Ligas Negras, un equipo itinerante con sede en Amarillo, Texas, visitó la casa de sus padres para convencerlos de que dejasen participar a su hijo en su equipo, prometiéndoles que regresaría para su primer año de secundaria.
Era 1947 y tiene sólo 16 años, y ya jugaba contra jugadores que tenían treinta y cuarenta años: “no sabía nada sobre jugar al baseball. Empecé a jugar y fue divertido. La mayor parte de mi vida jugué con personas mayores. Aprendí mucho sobre la vida. Todos los días de mi vida aprendí algo nuevo de alguien”.
A los pocos días de entrenar, ya se gana el puesto en el campocorto, y lanza un mensaje al mundo de lo que está por llegar: en su primer partido ya logra un Home Run, el que avisa no es traidor.
Viaja por Texas, Nuevo México, Nebraska, Oklahoma y Kansas, donde impresiona al gerente de los Kansas City Stars “Cool Papa” Bell. (Algún día tendremos que hablar del ingenio de la gente de color para poner los mejores motes del mundo, juegan en otra liga).
Bell alaba tanto su juego como su comportamiento fuera del campo: “su conducta fue casi tan sobresaliente como su habilidad” y le promete un puesto en los Kansas City Monarchs si termina su último año de secundaria.
Aquí es cuando los caminos de Banks, Cubs y de Gene Baker empiezan a cruzarse: el 8 de marzo de 1950 los Cachorros fichan a Gene Baker, campocorto de los Monarchs, por lo que el hueco que deja en Kansas lo cubrirá Ernie. Llega así a un equipo histórico de las Ligas Negras, cobrando 300 $ al mes.
En su primera temporada tuvo un promedio de .255. “Jugar para los Kansas City Monarchs fue mi escuela, mi aprendizaje, mi mundo”. Ese año también se va de gira de exhibición con los “Jackie Robinson All-Stars” que también incluía a Roy Campanella, Don Newcombe y Larry Doby jugando contra los Indianapolis Clowns. Gana 400$ por la gira, y algo mucho más valioso, lecciones del mismo Jackie Robinson sobre cómo convertir double plays.
Es llamado a filas por el Ejército, lo destinan a El Paso (Texas), New Orleans y a Alemania. Le dan de alta en enero de 1953.
Durante los dos años que duró su estancia en el Ejército las cosas cambiaron, cada vez más jugadores abandonaban las Ligas Negras para ingresar en las Mayores, era sólo cuestión de tiempo que él también diese el paso.
En septiembre de 1953 los Chicago Cubs fichan a Ernie Banks por 200.000$ y el lanzador Bill Dickey. Le dan un contrato de 800 $ al mes.
Si hacemos caso a Lennie Merullo, ojeador jefe de los Cubs, una de las razones por las que se cerró el fichaje de Ernie Banks, es que se iba a subir de las menores a Gene Baker, y necesitaría un compañero de cuarto, así estaban los temas raciales a principios de los años 50 (recordemos que humillaciones como la detención de Rosa Parks por no ceder su asiento en el autobús a un blanco sucedían aun en 1955).
Viendo el motivo y la época en la que se trajo, con la segregación aun presente en el país, tiene más mérito que Ernie acabase siendo Mr. Cub, el jugador más importante de la franquicia en toda su historia, su enseña y estandarte. El primer jugador que la gente relaciona con los Chicago Cubs.
Desde el primer día que llegó a Chicago, demostró que estaba hecho para destacar en este club: no jugó ni un solo día en las menores, debutó el 17 de septiembre de 1953 y jugó 424 partidos consecutivos hasta el 11 de agosto de 1956.
En la temporada de 1955 ya destaca entre los mejores del país: tercero en Home Runs (44) cuarto en carreras empujadas (117) y el mejor campocorto en porcentaje de fildeo (.972)
Se estrena en el All-Star Game jugando entre otros con Willie Mays “The Say hey Kid”, Hank Aaron “The Hammer”, el genio de la botella Mickey Mantle y el filósofo Yogi Berra.
El record de Grand Slams en una temporada, hasta ese momento en 4, lo bate el 19 de septiembre en St. Louis: “sabía que necesitaba otro para romper el récord, pero nunca soñé que me pasaría a mí. Lindy McDaniel me lanzó una bola rápida, y supe que se iba tan pronto como la golpeé. Fue uno de los mejores lanzamientos que he golpeado esta temporada, pero todavía es difícil de creer”
Queda fuera de toda duda que en 1955 ya forma parte de la élite del baseball, pero ahora llegarán los años en los que estaría en la discusión sobre si era el mejor jugador vivo sobre la faz de la tierra. Esos años en los que un bateador Hall of Famer como Ralph Kiner decía: “Me gustaba mirarlo, colocaba sus dedos delicadamente sobre el bate, parecía que tocaba la flauta”
¡Arriba el telón, y disfruten del solista!
¿Después de estos años con números estratosféricos creen que el carácter del bueno de Ernie cambió, o que se le subió a la cabeza? No en esta vida.
En 1961 el Head Coach Vedie Himsl le comenta a Banks si le importaría mudarse a los jardines, donde no había jugado jamás, para poner en su sitio al novato Jerry Kindall. Poniendo siempre los intereses del equipo por delante de los suyos, se va al jardín izquierdo.
En 1962 juega en la primera base tras el fichaje de Kindall por Cleveland, y Andre Rodgers al campocorto. Siempre el equipo antes. Consigue 37 Home Runs y 104 carreras impulsadas.
Es feliz en Wrigley: “Cuando llego al estadio, dejo todos los problemas del mundo y los míos”
Siente tanta adoración por el estadio: “me encantaría pasar las noches en Wrigley Field si me desplegaran una cama cerca de la primera base” que le pone el sobrenombre por el que es conocido por todo el mundo: “The Friendly Confines”.
Cuando alguien busca otra denominación a su campo, lo que busca es que ese otro nombre cause pavor y temor al equipo que va a visitarlo, alguien con el carácter alegre de Ernie, hizo todo lo contrario, por eso todos los jugadores aman jugar en Wrigley.
El 25 de mayo, su excompañero Moe Drabowsky, ahora pitcher de los Cincinnati Reds, en un lanzamiento golpea a Banks en la cabeza, lo derriba, quedando conmocionado y tiene que pasar un par de días en el hospital en observación, pero él está como loco por volver al lugar de la tierra donde es más feliz, y dos días después ya está en Wrigley Field jugando contra Milwaukee: “The Friendly Confines” hace su magia y demuestra que el amor es correspondido, ese día conecta tres Home Runs consecutivos.
A partir de 1963 vienen una serie de malas temporadas para los Cubs, marcados por la mala suerte y el infortunio:
-Distintas lesiones de Banks en talón, rodilla derecha e incluso unas paperas le hacen perderse muchos partidos.
-El prometedor rookie del año en 1962, el segunda base Ken Hubbs, muere en un accidente de avión el 15 de febrero de 1964 con sólo 22 años
-En una de los peores movimientos de la historia de una gerencia, los Cubs cambian a Lou Brock a St. Louis por el lanzador Ernie Broglio y otros jugadores menores. Dos años después Broglio estará retirado del baseball y Lou Brock acabará en Cooperstown.
Para cambiar este mal rumbo, en 1966 se contrata a un manager que ya ha sido campeón con los New York Giants en 1954, Leo Durocher “Leo the Lip”. Pero el estilo rudo de Leo no encaja con Banks desde el principio.
Su compañero Ferguson Jenkings comenta sobre esa época: “Puedo recordar que Ernie y Leo estaban constantemente peleando. Leo siempre daba el puesto de Ernie. Cada primavera se lo daba a John Boccabella, a George Altman, a Willie Smith o a Lee Thomas, y Ernie lo ganaba de nuevo. Ernie sabía que a Leo no le gustaba… iba al Spring Training y siempre alguien tenía su puesto, y siempre lo recuperaba”
A pesar de todo, se acabó siendo terceros en 1967 y 1968. Y se fueron creando los mimbres del equipo que eclosionaría en el año siguiente: Glenn Beckert en la segunda base y Don Kessinger en el campocorto, se traen de San Francisco a Randy Hundley como cátcher y un buen cuerpo de lanzadores, liderados por Ferguson Jenkings, que ganaría 20 juegos seis años seguidos y acabará en el Salón de la Fama.
En octubre de 1967 el escritor David Llorens publica un artículo en Ebony que capta toda la esencia del carácter de Ernie: cuenta que los Cubs llevan siete partidos perdidos consecutivos, y “un jugador estrella irrumpió en el Clubhouse la mañana siguiente increpando a todos”, Ernie le dijo jovialmente: “no dejes que el pasado influya en el presente”, el jugador, enfurecido, fue hacia él y le espetó: “¿Qué demonios te pasa? ¿Te gusta perder?”. Banks sin perder los nervios, se alejó tranquilamente, murmuró que hacía un lindo día (aunque estaba lloviendo) y que ya era hora de salir y “vencer a los Pirates”.
Nunca un sólo jugador hizo más para que su equipo ganase, aun así, perdía por jugar en un mal equipo, pero jamás se le ocurrió reprochar nada a ningún compañero.
Llegamos así a 1969, el año clave en la carrera de Banks y en el que por fin las piezas del equipo encajarán y serán competitivos. Después de 16 temporadas dejándose la piel para nada, esta es su oportunidad para clasificarse por fin para postemporada.
Además, ese año, la Liga Nacional y Americana se dividen por primera vez en divisiones: 6 equipos en el Este y 6 en el Oeste. Duplicando las posibilidades de clasificarse: es ahora o nunca.
División Este de la Nacional: Chicago Cubs/New York Mets/Pittsburgh Pirates/St. Louis Cardinals/Philadelphia Phillies/Montreal Expos
Ese año todo parece funcionar: en el pitcheo Jenkins y Bill Hands llegan a las 20 victorias, y al bate Banks, Ron Santo y Billy Williams sumaron 73 Home Runs y 324 carreras impulsadas.
Los Cubs lideran la división durante 155 días seguidos, en agosto todavía llevan una ventaja de 4,5 juegos sobre los Mets. Pero los caminos que encuentran los Chicago Cubs para fastidiarlo todo son inescrutables. Visitan a los Mets en el Shea Stadium, cuando sale a batear Ron Santo aparece de la nada un gato negro que lo rodea, antes de dirigirse hacia el banquillo de los Cubs, todos ríen en ese momento…pero ese partido lo pierden 7-1, también el siguiente contra los Mets, y ya no se recuperarán en septiembre: 8 victorias/12 derrotas, mientras que los Mets tendrán un record de 18 victorias y solo 5 derrotas. Contra todo pronóstico, los Mets ganan la división y Ernie Banks se queda fuera de postemporada por decimoséptima vez. Cada uno de esos años empezaba otra vez de cero, cual Sísifo, y cada año se volvía a esforzar al máximo, aun sabiendo cual sería el triste final.
En 1970 quedan segundos de nuevo por detrás de los Pirates. Y por primera vez en su carrera, Banks es suplente.
En 1971, ya con 40 años, se retira tras jugar 19 temporadas.
MILAGROS
“Mis marchas no suenan sólo para los victoriosos,
Sino para los derrotados y muertos también.
Todos dicen: es glorioso ganar una batalla.
Pues yo digo que es tan glorioso perderla.
¡Las batallas se pierden con el mismo espíritu que se ganan!
(Canto a mí mismo, poema XVIII. Walt Whitman)
*Ernie Banks jugó 2.528 partidos en las Mayores, siempre en los Cubs, a pesar de las continuas derrotas nunca cambió de equipo y, supongo que ya no será ninguna sorpresa a estas alturas del artículo, jamás fue expulsado.
*En Julio de 1969 pronunció la frase por la que pasará a la historia, y que se sigue usando hoy día siempre que hay jornada doble en Wrigley Field. En medio de uno de esos “dog days” de verano, al entrar en el Clubhouse antes del partido vio a todos los jugadores tirados, estaban amodorrados y sofocados por los más de 40 grados que hacían ese día, buscando inspirar a sus compañeros de equipo, pronunció en alto:
“it´s a beautiful day, let´s play two!” (es un hermoso día, ¡juguemos dos!)
Buscaba contagiar esa energía y entusiasmo casi infantil que le ponía a todo. El destino quiso que el periodista Jimmy Enright estuviese ahí escuchándolo, lo publicase, y pasase a la historia. Hay más fuerza y pasión auténtica por disfrutar de la vida en esa frase que en todas las tazas de Mr. Wonderful juntas.
*El 8 de mayo de 1973, en un partido Padres-Cubs, ante sólo 4.554 espectadores, Ernie vuelve a hacer historia. Whitey Lockman, manager de los Cubs es expulsado en la undécima entrada, dejando a Banks al mando del equipo, convirtiéndose de facto en el primer entrenador afroamericano de las Mayores.
*En su primer año de elegibilidad, ingresa en el Salón de la Fama en 1977
*En 1982 se retira el número 14 de los Chicago Cubs, siendo la primera vez que se retira un dorsal en toda su historia.
* Aparece como campocorto en el equipo ideal de MLB All-Century Team, junto a Carl Ripken Jr. y Honus Wagner en 1999.
*En 2008 se inaugura una estatua suya a los pies de Wrigley Field, con las inscripciones:
ERNIE BANKS “MR. CUB”
LET´S PLAY TWO
* Para poner en perspectiva la larga trayectoria como jugador, estos son los presidentes que tuvieron los Estados Unidos durante la carrera en los Cubs de Ernie:
Harry S. Truman, Dwight D. Eisenhower, John F. Kennedy, Lyndon B. Johnson y Richard Nixon.
En 2013, recibe en la Casa Blanca la Medalla Presidencial de la Libertad de manos del presidente Barack Obama. Es el honor más alto que un civil de los Estados Unidos puede recibir.
El discurso de Obama: “Es Mr. Cub, el hombre que llegó a las Ligas Negras ganando 7 $ al día, y se convirtió en el primer jugador negro en vestirse de los Cubs y uno de los mejores bateadores de todos los tiempos”. “En el proceso, Ernie se hizo famoso tanto por sus 512 Home Runs como por su alegría y optimismo, y su fe eterna de que algún día los Cubs llegarían hasta el final. Eso es algo que un fanático de los White Sox como yo puede respetar. Él es simplemente un hombre maravilloso y un gran icono de mi ciudad natal.”
*Muere el 23 de enero del 2015. Una de las mejores formas de recordar a Banks es escuchar “All the way”, canción que compuso Eddie Vedder a petición del propio Ernie y que en sus casi 4 minutos supo captar la esencia de todo su amor por el baseball y los Cubs.
ENTRADAS EXTRA
*La forma de jugar de Ernie me gusta porque me retrotrae a mi infancia, cuando los partidos se jugaban durante horas, con tus propias reglas y todo el mundo tenía una sonrisa llenándole la cara: daba igual que estuvieses perdiendo, daba igual que estuviese totalmente empapado, solo querías que ese partido no acabase nunca…
*Cuando tengo un mal día en el trabajo, siempre miro a mi derecha, y tengo siempre junto a mí una pelota manuscrita por el propio Ernie para recordarme que no importa lo que ocurra, hay que disfrutar de cada día, que él pasó 19 temporadas siendo uno de los mejores jugadores de todos los tiempos en uno de los peores equipos de todos los tiempos, sin quejarse jamás:
Dicen que la cosa más difícil de encontrar en este mundo es una foto de cualquiera de los 2.528 partidos que jugó Ernie Banks en las que no esté sonriendo.
*No espero que por leer este artículo alguien se haga de los Cubs o que adore a Ernie Banks como lo hago yo, pero si alguna vez un amigo te propone bajar a tomar una cerveza, y no te apetece porque estés cansado o diluvie, me daría por satisfecho si, tras recordar a Ernie, la respuesta sea: ¡hace un día maravilloso, tomemos dos!