A nadie que sea seguidor de Detroit Tigers le puede extrañar la situación que está viviendo el equipo y la baja por problemas de ansiedad de Austin Meadows al principio de la temporada fue un buen aviso de lo que se venía. El último año en activo de Miguel Cabrera está siendo para la franquicia tan atípico como los anteriores. Ni el equipo acaba de funcionar en la caja de bateo ni sus pitchers son capaces de conseguir eliminar rivales con la suficiente rapidez. Lo dicho, nada que en la ciudad del motor no estén acostumbrados a ver desde hace ya demasiados años.
Y eso que el equipo parecía que podía dar la sorpresa esta temporada. En una muy mediocre división central, Detroit estuvo coqueteando con el 50% de victorias durante el primer tercio de la temporada, hasta que la llegada de junio junto a la lesión de Riley Greene puso a los de Michigan en su sitio, pasando del 26-28 con el que cerraban mayo al 26-37 que tenían el 11 de junio, dando así un paso atrás en sus aspiraciones de poder ganar una división en la que parece que con ganar un par de partidos más de la mitad de los disputados puede ser más que suficiente como para clasificarse para los playoff.
Y lo curioso es que tampoco están tan lejos de ese objetivo, solo a seis encuentros de unos pobres Minnesota Twins que parece que se pueden llevar la división simplemente por incomparecencia de los rivales. Quizás eso ha motivado los movimientos de la gerencia, que se ha deshecho de Jake Marisnick y de Jonathan Schoop a mitad de temporada en un intento de motivar a los más jóvenes para buscar lo que puede parecer imposible. Y lo malo es eso, que no mucha gente en Detroit cree que los Tigers tengan el poder suficiente como para remontar esta situación y asaltar el liderato de la central de la liga americana.
MVP del equipo
Si miramos las estadísticas de bateo se nos antoja muy difícil poder elegir a alguien que haya estado por encima de la media. En principio debería de ser Riley Green quien ostentara ese galardón al ser el que más y mejor ha sabido hacer contacto con la bola durante esta primera mitad de temporada. Su ausencia durante el mes de junio la pagó el equipo cayendo hasta la zona baja de la clasificación, pero su regreso a los terrenos de juego junto a los cambios en la plantilla han inspirado de nuevo al equipo para intentar lo imposible.
Miguel Cabrera ya no es el que era, eso es evidente, pero a pesar de ello parece que quiere despedirse dejando un buen sabor de boca y sus porcentajes de bateo están por encima del 0.250, entre los mejores del equipo. No es suficiente para Detroit, que necesita más peloteros en esos guarismos, pero sin duda es un acicate ver al más veterano fajarse como cualquiera tras una carrera plagada de éxitos.
Cy Young
Hablar de un posible candidato al Cy Young en los Tigers es casi un chiste. Evidentemente el mejor lanzador del equipo es el venezolano Eduardo Rodríguez, que acaba de volver tras su paso por la lista de lesionados y del que se espera mucho.
Otro que también ha regresado y al que se está cuidando con mimo es Tarik Skubal, que hasta el momento está rindiendo al más alto nivel. Con Spencer Torkelson cerca ya de volver a lanzar, el equipo parece que no va a echar de menos a Matthew Boyd, que pasará por quirófano (Tommy John) y que no regresará al menos hasta finales del próximo año. Si Michael Lorenzen sigue manteniendo el buen nivel mostrado hasta el momento, las expectativas para los de Detroit en el montículo son mucho más altas de lo que han mostrado en la primera mitad de la temporada.
La decepción
Mucho se esperaba de Nick Maton tras su fichaje este invierno procedente de Philadelphia. Sin embargo el jugador está teniendo una campaña para olvidar y tan solo sus buenas actuaciones en defensa le mantuvieron en el roster durante gran parte de la temporada, hasta que finalmente el cuerpo técnico decidió enviarle a la sucursal de Toledo para buscar un reseteo en su juego que le permitiera aportar lo que se espera de él.
Pero sin duda la gran decepción sigue siendo Javier Báez. El Mago no está aportando en ataque lo que mostró en su etapa en Chicago y este año está siendo una continuación de la negativa campaña con la que debutó la temporada anterior. Incluso sus números son aún peores que los del 2022. Detroit necesita que la magia vuelva al bate y al guante de Báez si quiere que su futuro sea más halagüeño.
Expectativas ante el cierre del mercado
Decir que un equipo está desahuciado cuando se encuentra a seis partidos del liderato con más de setenta encuentros aún por disputarse suena bastante absurdo y a eso sin duda se agarra la franquicia de Detroit para darle la vuelta a la situación. El equipo ha recuperado lanzadores importantes y ha movido ficha a la hora de sacar del equipo a jugadores que no estaban aportando en exceso, por lo que no sería nada extraño que buscasen en la agencia libre alguna pieza que les acabara de dar ese empujón que necesitan para asaltar la división y pelear por un título que nadie parece querer conquistar.