Vamos a iniciar este repaso de primera mitad de temporada mirando hacia el futuro antes que al presente: Los Rays tienen posibilidades reales de disputar otras World Series. Ya lo hemos puesto sobre la mesa, veamos por qué.
Se inicia la presente temporada igualando una marca histórica de 13 victorias consecutivas para iniciar la temporada, que atrajo todas las miradas y sorprendió a muchos. Facilidad de calendario fue el principal argumento para explicar como un equipo con carencias ofensivas tomaba la liga por asalto para convertirse, estadísticamente hablando, en los mejores bateadores de la competición. Las primeras derrotas del equipo les apartan de los grandes focos y titulares para devolverles a esa posición por debajo del radar en el que esta franquicia se desenvuelve habitualmente. Pero una cosa sigue presente, los bates están encendidos y no se encuentra el interruptor para apagarlos.
Con la llegada del parón veraniego, los Rays tienen el mejor record de la Liga Americana y gozan de una ventaja, aunque ni mucho menos definitiva en su división. Dentro de la misma, los Orioles están disputando un gran béisbol y se postulan como amenazas reales al trono de la división Este.
Este inicio arrollador del equipo se ha debido a dos grandes factores; los nombres de Randy Arozarena, Yandy Díaz y Wander Franco están a la altura de las expectativas y serán los encargados de representar al equipo en Seattle durante la celebración del All Star, igualando la mayor cantidad de representantes de la historia de la franquicia junto a Shane McClanahan. El segundo factor clave de este éxito, y bajo mi opinión el más importante, ha sido el paso adelante de los mal llamados “actores secundarios”. Isaac Paredes, Josh Lowe, Luke Raley y Jose Siri han sorprendido para bien al aficionado queriendo ser parte de la fiesta. Nuevamente y lamentablemente, las lesiones vuelven a lastrar a Brandon Lowe y empaña este gran inicio.
Pero no podríamos hacer un resumen de este equipo sin hablar de las lesiones y, nuevamente, se reafirma el mantra de que nunca se tienen suficientes lanzadores. La sensacional rotación se ha visto afectada por lesiones de largo alcance de Drew Rasmussen y Jeffrey Springs por lo que resta de temporada, Tommy John mediante. Sumado a ello, Glasnow regresa tras dos grandes periodos de lesión y, tanto Shane McClanahan como Zach Eflin ya han pasado alguna estancia en la lista de lesionados.
Por tanto, ahora mismo el punto fuerte del equipo (en teoría) lo componen McClanahan y Eflin rindiendo ambos a un gran nivel, un Tyler Glasnow en recuperación, pero con salud comprometida, un rookie sensacional y futuro elemento fundamental, pero con las dificultades habituales de los rookies, como es Taj Bradley y un quinto día 100% Rays con uso de openers y multitud de relevistas.
Así, se llega a un necesitado parón para recuperar fuerzas y afrontar esta segunda mitad con las máximas expectativas posibles. Nos citamos en noviembre con los deseos de narrar la que, ojalá, sea la gran victoria final.
MVP del equipo:
Por una vez, los guiones dispuestos del béisbol de los Rays siguen su curso y el MVP de esta primera mitad de temporada es quien ostenta el mayor contrato de la historia de la franquicia (11 años a razón de 182 millones de dólares) e imagen de esta.
Tras perderse la segunda mitad de la temporada por lesiones, el equipo vio cómo la producción ofensiva se vio resentida y las conversaciones se dirigían en pensar como sería este tercer año de Franco en los Rays con apenas 22 años. El que fuera el prospect número 1 indiscutido ha estado a la altura de las expectativas. Hasta el momento en el top 3 en WAR de la competición (4.15 en total, segundo en términos defensivos con 1.62) y unos registros dignos de All Star (al que no acude por derecho propio, solo por lesiones de terceros).
Pero un gran poder conlleva una gran responsabilidad, y una nota negativa salió a la luz en esta primera mitad. Su actitud y comportamiento en el vestuario le ha acarreado sanciones internas e incluso partidas sin tomar parte del mismo. Se deposita la confianza en que estos episodios negativos no distraigan la atención del gran nivel mostrado en el campo de juego.
Cy Young:
Shane McClanahan sigue donde lo dejó en 2022 y se afianza en el puesto de Ace de la franquicia, asi como continuar en la conversación de mejores abridores de la liga. Si ya el curso pasado se hizo digno titular del All Star este año una leve (no entremos en pánico, por favor) lesión en la espalda le impide optar a participar con segundo año consecutivo.
Pero además de registrar buenos números debemos mencionar otro aspecto. Los grandes lanzadores son aquellos que pueden registrar una buena salida incluso en aquellos días donde su lanzamientos no están tan acertados y no son tan brillantes como en las mejores citas. Y eso ha dejado ver McClanahan en esta primera mitad, salidas aseadas y efectivas tras alguna entrada con altibajos.
De mantener esta tendencia y con la atenta mirada a sus rivales más cercanos, podemos hablar seriamente de ser ya no solo el mejor lanzador del equipo (que lo es), sino del mejor de la Americana y optar al Cy Young que se les escapó en 2022 tras una segunda mitad lastrada por sus dolencias físicas.
La sorpresa:
Al inicio de temporada, Luke Raley fue un tapado que consiguió hacerse con un hueco en el roster que iniciaría en el Openning Day y, desde el primer momento, ha dejado claro con su rendimiento que este puesto suyo y que no va a cederlo.
Durante la pasada offseason el equipo estaba carente de un bate zurdo y decidió optar por una solución interna que levantó ciertas dudas. Y no era para menos, emplear un jugador con rendimiento por debajo de la media en apenas 50 partidos hasta ese momento parecía insuficiente para un equipo con carencias ofensivas. Los Rays sabían cosas.
El actual líder del equipo en OPS (.950) y en home runs (15), ha aportado un bate de rendimiento continuado en la parte alta de la alineación. Sumado a ello, su versatilidad y disponibilidad en defensa, le ha permitido al manager contar con su producción ofensiva cubriendo carencias puntuales tanto en el outfield como en primera base.
También es necesario mencionar a Josh Lowe, quien en su primer año completo en St. Pete, continúa con su progresión tras aquellos destellos interesantes a finales de 2022.
La decepción:
Quién nos hubiera dicho que el bullpen iba a levantar sospechas en el mejor equipo de la Americana; y es que la decepción hasta el momento por rendimiento y por comparación a lo mostrado el curso pasado es Jason Adam.
Cuando la situación se complicaba, daba igual novena que séptima entrada, Adam lucía con confianza desde el montículo preparado para apagar fuegos en los momentos cruciales. Este año… bueno, algo ha cambiado.
De un WHIP cercano al 0.7 ha pasado a 1.13 y de un ERA de 1.56 a doblarlo con 3.06, que siendo racionales no son tan malos números. Pero la preocupación concierne respecto a las sensaciones que transmite. El primer bateador que enfrenta se suele embasar y a partir de ahí se observa una pérdida de control en sus lanzamientos. Ello hace, que la confianza que tenía el mismo se vea mellada.
Por suerte, hay tiempo de mejora y maniobra y ya se le ha visto entrar en situaciones más asequibles en pos de recuperar a un relevista tenido en cuenta para la causa. En octubre nos reencontraremos y veremos si se dio con la tecla o estamos hablando de un one season wonder. Ay Jason!
Expectativas al mercado y pronóstico a final de temporada:
Según lo visto hasta el momento y dada la experiencia de estos últimos años, los Rays tienen muy encarrilada su presencia en postemporada, y además con la posibilidad de que los playoffs de la Americana pasen por el Trop. Estaríamos ante una debacle de proporciones épicas si la temporada se acabase en septiembre. Las sensaciones son fuertes y quizá podría ser el año de regresar a las Series Mundiales dado el nivel mostrado a la ofensiva y si se vuelve a la “normalidad” con el pitcheo (permítanme llamarle normalidad a ser top de la competición).
Volviendo a la sensatez, los Rays tienen en su mano obtener un record por encima de las 100 victorias y registrar su mejor balance histórico, pero ¿cómo se puede aumentar las posibilidades?
Se necesitan brazos de calidad, un abridor de garantías (no necesariamente estelar) y al menos un relevista capaz de enfrentar las peores situaciones con éxito. Ha llegado el momento de abrir la lista de prospects y ofrecerlos a los mejores compradores. Es el momento de hacer grandes operaciones y apostar por una vez por el futuro inmediato antes que de años venideros.